Reseña: Una leyenda llamada Rocky Balboa
Pocas sagas del cine
llagan a tener más de una secuela sin perder la dignidad. Terminator II de James Cameron logró romper el mito de que las
segundas partes nunca son buenas, Shrek 2
puso en otro nivel el cine de comedia y Batman
Returns hizo que el caballero oscuro fuera un referente de la cultura pop.
Pero fue a partir de sus terceras partes todo se fue al garete a causa de un
puñado de empresarios que solo vieron como el éxito cosechado en años anteriores se
convertiría en una excusa para exprimir hasta la saciedad las sagas más
importantes del cine.
En este sentido la saga de Rocky, una serie de
películas escritas y protagonizadas por Silvestre Stallone desde el año de 1976 y con el pasar de los años se han convertido en algo más que un simple referente
cultural. La historia nos ubica en una de los barrios más deprimidos de
Filadelfia a finales de los años 70, donde un boxeador Italomaericano llamado Rocky va tras la
búsqueda del sueño americano y para probar su valía como uno de los mejores acepta el reto del campeo de los pesos pesados
Apollo Creed.
Después de su estreno, la película fue un éxito
tanto así que le valió diez premios Oscar y uno de ellos como mejor película.
Con el tiempo la imagen de Rocky como personaje de ficción trascendió gracias a su segunda parte cuando el llamado semental italiano alcanza fama
mundial como imagen publicitaria para después desplomarse
cuando se descubre que este no sabe leer y es este episodio el que lo obliga a volver al
mismo agujero de donde había salido.
La imagen de Rocky Balboa tiene una fuerza
poderosa en la mente de las personas ya que personifica la perseverancia, el
trabajo duro y la honestidad, pero también es un reflejo de los miedos más
profundos al fracaso, al no conseguir nuestros sueños y de cómo el
dinero corrompe.
A los largo de cinco películas la fama de Rocky
como personaje se fue apagando, pero no su legado, siendo adoptado como la
imagen de la ciudad de Filadelfia y llega a formar parte del Hall de la fama
del boxeo en Canastota - Nueva York en el año 2010.
Pero antes de esto, pasaron cerca de 20 años para
que el nombre de Rocky volviera a las pantallas de cine y es así como en 2006
se estrena la película Balboa. Han pasado más de 20 años
desde la última pelea de Rocky contra Tommy Gun, por lo que decide entrar a
buen retiro del mundo pugilístico, pero su vida desde ese último combate cambio
radicalmente. Adrian muere a causa de un cáncer, la relación con su hijo es
cada día más distante y la gente ya no lo recuerda como la leyenda del boxeo
que alguna vez fue.
Por otro lado esta su rival, un boxeador llamado
Mason Dixon, interpretado por el exboxeador profesional Antonio Deon Tarver. La carrera de Dixon va en picada debido a que es un peleador despreciado por el público y es la burla de la prensa a causa de su estilo
de combate rápido y aburrido haciendo que tome una posición de soberbia al
asegurar que no hay ningún oponente al cual enfrentarse, y es así como Rocky acepta pelear en un combate de exhibición contra Dixon.
Balboa es una película más honesta y más personal
que sus predecesoras, aquí la figura de Rocky se ve más vulnerable pero al
mismo tiempo más madura y que ha aprendido a vivir en soledad, pero que también añora un round más para demostrarse a sí mismo que aún tiene la
fuerza para enfrentar la vida. Por otro lado, esta la figura de Dixon, quien refleja las inseguridades y como estar en la zona de confort hace que el espiritu de un hombre se estanque
Esta historia más que ser la continuación de una
saga, es un punto aparte para contar la vida de Rocky después del cuadrilátero
y para demostrar que los ídolos no son para siempre, que estos pueden ser
olvidados y remplazados y que la única alternativa para seguir adelante es
nunca olvidar de donde vinieron.
"Todo campeón fue una vez un luchador que se negó a rendirse"
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